Saturday, 21 February 2015

Socialismo y Cálculo Económico

Los autores de la escuela Austriaca de Economía como Ludwig Von MIses o Friedrich August Hayek siempre postularon que la propiedad privada era un requisito fundamental a la hora de desarrollar lo que ellos llamaron “el cálculo económico racional” (la idea de que el precio de bienes y servicios no puede determinarse de forma clara y con exactitud sin definir previamente derechos de propiedad). Con esta idea, Mises pretendió atacar la línea principal de pensamiento socialista poniendo en tela de juicio la posibilidad de una sociedad industrial y moderna en un entorno donde el Estado posee todos los medios de producción. En el fondo de esta cuestión, Mises ponía en tela de juicio el hecho de que la economía pudiera ser planificada de forma eficiente por parte del Estado negando los procesos de mercado y centralizando la producción y planificación del mercado.

La idea que impulsó a Mises a adoptar esta perspectiva se encuentra estrechamente relacionada con el mecanismo de precios y la información que este transmite a compradores, vendedores e inversores. Mises se dio cuenta de que era perfectamente posible usar en la producción cualquier tipo de material que fuera comparablemente eficiente con otros materiales igualmente útiles, pero que sólo el uso de los más baratos eran los más idóneos dependiendo del proyecto que se tratara. Por ejemplo, resulta del todo posible construir líneas de tendido eléctrico con plata, que es uno de los mejores conductores del mundo, pero hacerlo sería económicamente ineficiente en relación con otros materiales cuya eficiencia es comparable como el cobre y cuyo precio es mucho menor. Es precisamente gracias al mecanismo de precios (gente que puja al alza el precio de la plata debido a su escasez relativa con el cobre), que tales tipos de juicios pueden desarrollarse.
Lo cierto del asunto es que la mayoría de autores socialista se tomaron este enfoque de la forma más serie paosible. Es así que autores como Oskar Lange o Abba Lerner, tras reconocer la aportación de Mises en este sentido, propusieran erigirle una estatua para que nadie olvidara el hecho de que el mecanismo de precios también opera sobre la base de todo sistema socialista. On The Economic Theory of Socialismo publicado en 1936, por ejemplo, Lange trató de aunar la teoría marxista y clásica del mecanismo de precios proponiendo un organismo central que fijara los precios por medio del ensayo y el error al objeto de ajustar posibles carencias y surpluses con las necesidades reales del mercado. La idea de Lange es que el socialismo podría funcionar si se sustituía la planificación socialista por el mecanismo de precios. La idea principal era la de promover la producción auspiciada por el estado hasta que el coste marginal de lo producido se igualara con el precio de mercado de tales productos. Fue también este autor uno de los primeros en reintroducir la idea de Pareto eficiente en la economía y el autor de los dos teoremas de la economía del bienestar (theorems of welfare economics): los equilibrios competitivos o walrasianos llevan a la eficiencia de Pareto (primer teorema) y todos los posibles resultados que son Pareto eficientes pueden lograrse mediante pagos en bulto redistributivos gestionados por el mercado (segundo teorema).
El profesor Huerta de Soto nos recuerda aquí, muy en la línea de pensamiento que Mises y Hayek desarrollaron frente a este enfoque, la imposibilidad de todo sistema central que imite los sistemas de mercado, cosa esta, que imposibilita el socialismo de raíz. El problema con este enfoque reside en la imposibilidad de poder contar con la información adecuada por anticipado en relación con los costes de oportunidad asociados con el uso. De esta manera, es imposible que un organismo central pueda contar con la cantidad ingente de información requerida para determinar los precios de mercado eliminando al mismo tiempo los costes asociados de transacción. Para el profesor Huerta de Soto esto resulta del todo imposible si se eliminan los incentivos individuales que son los que permiten precisamente la eficiencia en el uso de recursos, lo cual, sólo se puede conseguir en un marco privado de posesión y uso de los medios de producción. La idea de Lange de sustituir al subastero walrasiano (modelo de equilibrio clásico) por la figura del funcionario en el contexto de una economía de planificación central y socialista, es del todo imposible.
En Economic Calculation under Socialismo Hayek argumenta en contra de la posición socialista diciendo que la información de la que disponen los individuos para guiarles en su actividad económica es ingente, se encuentra fragmentada y varía de forma continua en función de nuevos descubrimientos y costos de oportunidad que surgen de manera constante en los procesos de mercado. Esta información se haya indisolublemente asociada a los procesos de mercado mismos y se encuentra ligada al proceso de descubrimiento empresarial mismo. Son dinámicas como estas lo que ha hecho precisamente postular al profesor Huerta de Soto que sólo un ejército de empresarios a pie de cañón tengan la posibilidad de realizar semejantes procesos, pues tal información no puede ser consolidada en un organismo único de planificación central. El mercado es un proceso que dispone de mecanismo de retroalimentación donde la información que los actores poseen puede verse obsoleta en los estadios siguientes debido a la nueva información o líneas de actuación que antes no resultaban patentes.
En esencia, pueden citarse dos resultados que hacen de toda economía de planificación central algo indeseable: 1 La ineficiencia a la hora de distribuir los recursos y 2 la supresión del proceso democrático y autogestión. El primero de estos efectos es logístico mientras que el segundo es moral o ético. Si bien por un lado todo sistema de organización central acusa de ineficiencias a la hora de asignar recursos de forma eficiente, lo cual lleva a la escasez y falta de recursos, por el otro la supresión de los procesos de mercado exige de la existencia de un organismo de planificación central que es incompatible con el proceso democrático de toma de decisión por parte del individuo.

Friday, 13 February 2015

¿Se Puede Estar a Favor y en Contra del Coeficiente de Caja al Mismo Tiempo?

La razón principal que me impulsa a escribir este artículo es la de mostrar cómo es sólo en apariencia que estar en a favor de un coeficiente de caja al 100 x 100 exige posicionarse en contra de la expansión crediticia en base a letras de cambio . El profesor HdS mantiene la idea de que la cuentas bancarias de depósito a la vista, tal y como éstas se entienden hoy día, constituyen en verdad un ataque contra los derechos de propiedad de los depositarios y, por lo tanto, atentan contra los principios generales del derecho. Para solucionar este problema, el profesor HdS propone cuentas de depósito a la vista y cuentas de inversión, de tal manera que, el banco no pueda usar los fondos de la primera para realizar préstamos a largo o corto plazo. A modo general, la idea de HdS aquí es que el banco debe inmovilizar el tantundem en las cuentas de depósito ya que no se puede adjudicar el mismo asiento a dos personas.


A modo general, estamos de acuerdo con estas afirmaciones, pero aquí hay que hacer notar que no es lo mismo un sistema de crédito ordinario basado en Letras Reales que un sistema de crédito FIAT o curso legal. En esta medida, nuestra posición se mantiene más cerca de Adam Smith, que consideraba que las letras de cambio sólo podían extenderse sobre bienes presentes en alta demanda, que la de John Rawls, que extendía las mismas sobre bienes futuros a muy largo plazo. También nos gustaría hacer notar aquí el hecho de que las letras reales o cambio presuponen un patrón oro y que la existencia de este patrón es fundamental si se quiere expandir el crédito bancario sobre bases firmes.

En la actualidad, junto con HdS, Blumen ha sido uno de los teóricos de la economía que más se ha situado en contra de las letras de cambio argumentando que, cuando estas se producen sin contrapartida real en ahorro, lo que se produce es inflación por el aumento de la velocidad del dinero. Nuestra opinión, sin embargo, es que si se produce un ahorro debido al encaje entre los bienes presentes en circulación todavía no consumidos y las deudas a corto plazo que el banco adquiere en contra de esos bienes. Es decir, que existe ahorro real entre los activos circulantes de bienes creados y todavía no consumidos y las deudas o pasivos que se crean en el banco contra esos bienes presentes.

Supongamos el siguiente escenario. Yo, que tengo deudas en el presente dispongo al mismo tiempo de un cargamento de plátanos provenientes de Canarias y que no llegarán a puerto hasta la semana que viene. Como estos bienes presentes se encuentran en alta demanda (sé que los voy a vender en cuando disponga de ellos), yo podré ir al banco para que éste me preste dinero de nuevo cuño creando un pasivo en sus cuentas contra estos mismos bienes. El valor de este dinero de nuevo cuño o letra real (o cambio) no es adelantado por el banco, sino por la sociedad civil mediante un precio de descuento, que será tanto mayor, cuanto más alejado me encuentre yo del plazo establecido. Es decir, que es el propio mercado, y no el banco, el que en verdad me está adelantando los fondos (en términos reales) que yo necesitaré para pagar mis deudas hoy y no mañana. Si, por ejemplo, se me extienden letras de cambio por un valor de 15.000 euros que se extinguen en una semana, yo podré usar estas letras reales para pagar por bienes y servicios por un valor de, por ejemplo, 14.000 euros. Los 1000 euros restantes que el cobrador de estas reales retiene es la ganancia en forma de interés que éste recibirá en una semana cuando mi cargamento de plátanos llegue a puerto y yo pueda anular el pasivo que se encuentra en el banco y que este ha expedido contra mis bienes. Por simplificar las cosas, aquí no incluyo el % que el banco retendrá en forma de interés por adelantar este intercambio en el tiempo.

Es precisamente este valor de descuento el que garantiza que el banco no se quede al descubierto en relación a las letras reales o de cambio extendidas sobre estos bienes de consumo presente que se encuentran además en alta demanda. Lo único que garantiza el banco aquí es que promete pagar al portador de esas letra real una cantidad de oro fija (por valor de 15.000 euros en este caso) una vez esta venza en el plazo de una semana, pero quien en verdad está adelantando los fondos es el mercado mediante este mecanismo de descuento. Además, aquí hay que señalar que, en lo que a las letras reales se refiere, no existe la posibilidad de rollovers y que la deuda tiene que ser cancelada una vez se cumpla el plazo. La confusión que introduce este sistema es que es sólo en apariencia que el ahorro no se produce para poder extender este tipo de crédito. En verdad si que se produce, pero de forma líquida en lugar de ser inmovilizado en inversiones de muy largo plazo. Y el ahorro se produce precisamente por tratarse de bienes presentes que todavía no se han consumido: la finalidad de esos pasivos en verdad es la de acabar adquiriendo esos bienes de consumo presente.

Como se ve, es sólo en apariencia que este descuadre se produce. El sistema basado en letras reales o de cambio es perfectamente compatible con un sistema de encuadre del 100%, luego estar a favor de Rallo en este sentido, no implica necesariamente estar en contra del profesor HdS (o estar a favor de Fekete no implica estar en contra de Blumen). Creo que si se tuviera en cuenta este hecho, los pasivos de las letras reales deberían entenderse como un tipo de ahorro congelado en el corto plazo pero que se mantiene al mismo tiempo líquido permitiendo así que los precios no se impulsen a la baja. Y esto tiene un efecto positivo en la economía, pues permite realizar inversiones que debido al costo no se realizarían debido a la carestía de dinero. Es precisamente este efecto el que permite que la bajada de precios en un entorno sin crédito haga rentables las inversiones previas sobre bienes presentes  al no dejarlas caer por debajo de las mismas. Para que algo se pueda vender, los costes de producción deben de ser menores que los ingresos, o si no, la inversión y producción de los mismos se detendrá por la falta de incentivos.