Hakeando
la Ley y el Gobierno en Ciudades Incipientes. O Sobre cómo la Innovación Puede Solucionar
Nuestro Árbol Tecnológico Social.
Por
Zachary Caceres, Traducción de Jorge A. Soler Sanz.
En
las afueras de Estocolmo, son los vándalos y las enredaderas los que reinan sobre
las grandes factorías ya marchitas de la Eastman Kodak. Se trata de edificios
fríos asentados en cáscaras de hierro y vencidos por la naturaleza y el paso
inexorable del tiempo. Los muros se encuentran recubiertos de coloridas
pinturas (que en ocasiones rozan la vulgaridad) hechas con espray. En palabras
de un artista de grafiti: se trata de un "momento Kodak."
Tras
su fundación en 1888, la Eastman Kodak se convirtió en la incontestable ganadora
frente a sus competidores en el ámbito de la fotografía durante casi más de 100
años. Pero a principios del 2012, la misma compañía que una vez tuvo un valor
capital de treinta mil millones de dólares y que daba trabajo a unos ciento
cuarenta mil empleados, presentó la bancarrota.
Kodak
fue víctima de la innovación-un proceso que el economista Joseph Schumpeter ya
caracterizaba como "esos vendavales de destrucción creativa."
Kodak sólo podía dominar el mercado en la medida en que no existiera una
alternativa mejor y más estable en el mercado. Una vez esa alternativa fue
creada (la fotografía digital), ello trajo con sí la firma de muerte para la
empresa. El gigante de las cámaras de fotos comenzó a perder cuotas de mercado
frente a empresas como Sony o Nikon hasta llegar a una situación donde, de
pronto, "todo el mundo" necesitaba una cámara digital y Kodak sólo se
veía en shows de antiguallas.
¿Cómo
pasó esto? Christian Sandstrom, un tecnólogo del Instituto Ratio de Suecia,
mantiene que las mejores innovaciones siguen un camino parejo.
From Fringe Markets to Mainstream
Las
tecnologías disruptivas siempre surgen en "mercados alternativos," y normalmente
se presentan como de menor calidad en prácticamente todos los sentidos. Las
primeras cámaras digitales eras aparatosas, caras, pesadas y sólo conseguían
hacer fotos de baja calidad. Sin embargo, toda innovación posee una ventaja
frente a la tecnología dominante: en el caso de la cámara digital se trata del
hecho de no necesitar film. Esta ventaja permite que la innovación satisfaga la
demanda en determinados paquetes aislados del mercado. Lo normal es que una
empresa dominante como Kodak obvie los pequeños nichos de demanda que se crean
entre los primeros usuarios que comienzan a usar esa tecnología, y ello, por su
posición dominante en el mercado.
Y,
sin embargo, la nueva tecnología rara vez se queda aislada en los confines de
los mercados alternativos. Al final, el funcionamiento de la misma empieza a
mejorar y, de repente, comienza a rivalizar frente a la tecnología dominante.
Las cámaras digitales, que permitían olvidarse del fastidio de tener que contar
con film, con el tiempo, lograron resoluciones de pantalla incluso mejores que
la cámara tradicional, simplificar su uso y reducir el precio. Kodak tanteo y
trató de entrar en el mercado de la fotografía digital, pero ya fue demasiado
tarde. La innovación barre todos los mercados y la firma dominante se hunde
bajo las olas del cambio tecnológico.
Las
innovaciones de tipo disruptivo hacen del mundo un lugar mejor desafiando
monopolios como el de Kodak. Ésta sacude casi todos los mercados con excepción
de uno: la ley y el gobierno.
Social Technology
El
derecho británico de tradición oral, la democracia parlamentaria, el patrón
oro: se nos haría extraño llamar a estas cosas "tecnologías." Pero W.
Brian Arthur, un economista del Instituto de Santa Fe y autor de The Nature of Technology, sugiere que lo
son. "Las organizaciones empresariales, los sistemas legales, los sistemas
monetarios y los contratros...," escribre éste, "...poseen las mismas
características que la tecnología,"
La
tecnología hace uso de determinados fenómenos con un fin. Aunque pudiera
pensarse que la tecnología debería dedicarse sólo a lo físico, como los
electrones y las ondas de radio, la ley y el gobierno hacen uso de fenómenos
sociales en su lugar. Es así que no sería descabellado decir que la tradición
oral del derecho británico, o sus instituciones parlamentarias, constituyen
"tecnologías sociales."
Hablar
de innovación en "tecnología social" podría parecer algo inverosímil.
Pero la gente también consideraba un día que el control que Kodak ejercía sobre
el mercado de la fotografía era un dado (en algunos países "cámara de
fotos" se dice "Kodak"). Sin embargo, tras el surgimiento de
esta disrupción innovadora, ya nos parece que Kodak queda como algo obsoleto y
que el cambio fue para mejor. Nuestros sistemas legales y políticos, entendidos
como tecnologías, están tan abiertos a cambios de tipo disruptivo como
cualquier otra. Como el ritmo de innovación en lo tocante a la ley y el
gobierno es tan lento, lo normal es que tomemos nuestros aparatos tecnológicos
sociales como algo que ya nos es dado y no resulta tan fácil de socavar a
través de este tipo de disrupciones innovadoras.
Para
poder entender la forma en que uno podría crear innovaciones disruptivas en el
ámbito de la ley y el gobierno, primero necesitamos encontrar, tal y como Nikon
hizo con Kodak, un área donde las tecnologías dominantes pudieran ser
mejoradas.
Where Today´s Social Markets Fail
Existe
una cantidad incontable de servicios que los actuales sistemas de ley y
gobierno no son capaces de proveer en el mercado por todo el mundo. En muchos
países en vías de desarrollo, la mayoría de la población habita en los márgenes
de la ley.
Existe
la dificultad de registrar determinados negocios. Lo normal es que los
tribunales no reconozcan tales contratos. Muchos no pueden obtener permisos
para construir una casa. Otros viven en el peligro y miedo constante debido a
la imposibilidad de que tales sistemas de gobiernos fallen a la hora de otorgar
los servicios de seguridad y orden público más básicos. La habilidad de empezar
un negocio, construir una casa, ir al colegio, vivir en una comunidad libre de
peligros-todas estas "funciones" de la tecnología social simplemente
no están disponibles mara millones de personas.
Estos
fallos de la tecnología social crean bastante pobreza y violencia. Los negocios
que tienen éxito lo logran sirviendo a los intereses del poderoso,
encontrándose así protegidos frente a la competición por decreto. Las redes de
cooperación necesarias para el crecimiento económico no pueden formarse en entornos
tan restrictivos. La falta de herramientas legales que lo permitan hace que los
pobres carezcan de la capacidad para volverse emprendedores. Esto hace que los
mayores inútiles puedan reinar sin rival en estos ámbitos.
Este
es nuestro mercado paralelo.
Si
pudiéramos encontrar una manera mejor de proveer alguno de estos servicios
(incluso si no fuéramos capaces de realizar todas las funciones mejor que
nuestro actual sistema político), podríamos encontrarnos en una posición
similar a la de Nikon antes del colapso de Kodak. Desde esta posición,
podríamos expandirnos y crecer hacia algo mucho más grande.
Hackeando la Ley y el Gobierno
en Ciudades Incipientes.
Un
movimiento creciente que se está dando por todo el mundo para construir
comunidades nuevas nos ofrece una manera de piratear nuestra tecnología social
actual. La nación anfitriona crea multitud de pequeñas jurisdicciones con
gobiernos y sistemas legales independientes. Los ciudadanos son libres de ir de
un lugar para otro y vivir en el ámbito jurisdiccional de su elección. Como cualquier
tecnología nueva, estas ciudades de nuevo arranque compiten entre sí para
proporcionar funciones nuevas y mejores-en este caso, proveer a los ciudadanos
con los servicios y bienes que estos desean.
Una
de estas zonas podría albergar a una de estas nuevas ciudades que sea pionera
en algún tipo de ley sobre el medioambiente, ley o política que difiera con el
resto. Otras, sin embargo, podrían ofrecer normativas medioambientales al gusto
del consumidor financiero o universitario. Y otras también podrían tratar de
introducir nuevos modelos de financiación de los servicios sociales.
Este
tipo de ciudades incipientes constituyen poderosas alternativas frente a las
arriesgadas e improbables políticas de cambio o reforma social. Las ciudades de
nuevo arranque representan prototipos tecnológicos sociales nuevos. Y esos
sistemas que cumplan las expectativas y sean provechosos podrán ser integrados
en los sistemas nacionales.
Pero
si las nuevas tecnología sociales llevan una zona al fracaso, tales modelos no
se implementarían en toda la nación poniendo así en riesgo a la forma de vida
de la comunidad en su conjunto. La gente puede abandonar estas ciudades incipientes
en cualquier momento-poniendo así a todo el proyecto, de forma efectiva,
"en bancarrota." Si una nación escoge el uso de capital privado para
crear una nueva infraestructura o servicio, se protege a los contribuyentes
ante el atascamiento implícito por tener que pagar por el costo motivado derivado
de las malas decisiones de otra persona. Las ciudades de tipo incipiente
también mejoran la voz democrática de sus ciudadanos al darles la oportunidad
de abandonarlas en cualquier momento.
Mirando
a nuestro mercado paralelo, una ciudad incipiente que se encuentre en una
nación en vías de desarrollo podrían ofrecer la incorporación de leyes
simplificadas y juzgados creíbles a los ciudadanos más pobres que quieran
emprender alguna empresa. Otros proyectos podrían dedicarse a construir lugares
seguros para vivir y el comercio a través de un sistema de seguridad y reforma
policial. En realidad, muchas de estas funciones podrían (y deberían)
combinarse de forma singular en un sólo proyecto en cada una de estas ciudades de
tipo incipiente.
De
la misma forma en que las tecnologías buenas de tipo incipiente, este tipo de
ciudades serían pequeñas y ágiles al principio. Pero en la medida en que la
gente tenga libertad para entrar y salir, este tipo de ciudades crecerán y
mejorarán con el tiempo. Lo que empieza como algo pequeño y sin mayores glorias
en uno de estos mercados aislados, puede resolverse en una idea que podría
florecer como paradigma del cambio social.
Varios
países ya se encuentran desarrollando este tipo de ciudades incipientes, y
muchos otros se encuentran considerando su posibilidad. Los primeros estadios
de este movimiento serán con toda seguridad tan poco susceptibles de
impresionar a nadie como la aparatosidad y aspecto ridículo de las primeras
cámaras digitales. Las ciudades preocupadas por el largo plazo invertirán de
forma sabía al objeto de desarrollar sus propias tecnologías sociales
disruptivas a través de distintos proyectos pioneros. Lo más probable es que
otras naciones-las más ricas y establecidas-ignoren estas reformas que toman
lugar en estos "mercados aislados" por todo el mundo. Y ello podría
hacer que éstas acaben como Kodak-vencidas por mejores competidores en posesión
de mejores tecnologías sociales desarrolladas en países pobres y desesperados.
El
pirata tecnológico social explora las limitaciones de los sistemas sociales al
uso para crear algo nuevo. En un sentido, toda innovación disruptiva es pirata
por naturaleza al habitar ésta en mercados aislados y paralelos-o en los entresijos
del sistema imperante. Su futuro no está haciendo más que empezar, pero aquí sólo
hace falta recordar la suerte de Kodak-el monopolio monolítico e imparable-para
descubrir un mundo de posibilidades.
Esos interesados en aprender más sobre el
movimiento desarrollado en torno a las ciudades de nuevo arranque puede visitar
startupcities.org o contactar starupcities@ufm.edu.
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