El Austroliberal,
Birmingham 19 de Septiembre de 2014, por Jorge A. Soler Sanz
En este artículo
trato de dar respuesta a la pregunta relativa al consentimiento individual y el
acto sexual. ¿Es decir, a qué edad se debería poder permitir, desde un punto de
vista legal, que el individuo pueda dar consentimiento para poder realizar el
acto sexual con otra persona, ya sean parejas del mismo sexo o no? Creo que
esta pregunta es importante por la confusión que crea en lo social y por el
hecho de que en el debate uno deje de lado los aspectos normativos y no
convencionales que deberían de regir toda relación humana, que en última
instancia, son los únicos que nos van a permitir salir de dudas.
Esta pregunta se
puede abordar desde dos puntos de vista totalmente distintos, es decir, desde
la moral (prescriptivismo) o desde la ética (normativismo). Si en este escrito decido
dar respuesta a esta pregunta desde la ética y no desde la moral, es porque me
doy cuenta de que lo moral es una opinión personal, y que para poder abordar la
cuestión desde este enfoque, uno se ve obligado a tomar en consideración la
situación o contexto social e histórico en que ocurren este tipo de actividades. Es obvio
que un católico no va a considerar el problema partiendo de la moral de la misma
manera que un feminista o un anarquista militante de izquierdas. Y lo que me
interesa en este caso, es superar el relativismo moral y dar una respuesta
satisfactoria al problema desde la normatividad ética, válida por otro lado
para todo contexto social e histórico.
Para que se vea
claro la relatividad y convencionalismo propio del enfoque moral, sea el
siguiente ejemplo. Supongamos que yo tengo 18 años y que mi pareja tiene 16
años menos un día, y que ambos realizamos el acto sexual. En este caso, al no
haber mi pareja cumplido los 16 años, la ley entendería que yo habría cometido
un crimen, mientras que si realizamos la misma acción un día después, es decir,
cuando mi pareja ya ha cumplido los 16 años, la ley me eximiría de toda culpa.
Este problema surge al establecer de forma aleatoria y convencional la línea
divisoria que separa unos casos de otros. ¿Dónde empieza el árbol y dónde
termina la rama? ¿Cómo puede ser que habiendo sólo un día de diferencia en
ambos casos, lo primero sea un crimen mientras que lo segundo no? Por otro lado, si lo que se tiene en cuenta es la madurez intelectual para poder realizar este tipo de actividades, ¿Por qué se establecen los 16 años como frontera? ¿Por qué no a los 16 años + 1 día, o por qué no a los 17 + 3 meses, o a los 18?
¿Qué dice la
teoría ética entonces en este sentido? ¿Cómo superar este convencionalismo
propio del prescriptivismo legal? La respuesta es más bien simple. Una persona
debería de tener derecho a tomar este tipo de decisiones desde el preciso
instante en que el individuo se emancipa de los padres tomando así posesión
efectiva sobre su propio cuerpo, tenga uno la edad que tenga. Si ello no fuera
así, aquí quedaría implicada la existencia de otra persona o entidad superior con más derechos de propiedad
sobre ese individuo que la persona misma, lo que por turno implicaría que esa persona ni
se ha emancipado ni es dueña de sí misma en modo alguno. Si yo soy dueño de mi mismo, aquí
queda implicado que podré tomar las decisiones que quiera sobre mi propio
cuerpo siempre y cuando estas decisiones no atenten contra los derechos de
propiedad de otras personas, y ello, por más estúpidas que nos puedan parecer tales decisiones. De esta forma, un chaval del 13 años que es capaz
de ganarse el sustento por si mismo sin robar ni afectar los derechos de
propiedad de nadie, por ejemplo, habría de poder ser capaz de tomar este tipo de decisiones sin intromisión alguna.
En caso contrario, el problema recaería sobre los tutores legales de esa
persona (los padres).
En EEUU hay un
programa televisivo tipo "reality show" que se titula "Dateline:
to Catch a Predator". El presentador es Chris Hanson y el programa va de poner
anzuelos online que se presentan como menores de edad en determinadas redes
sociales al objeto de atraer a posibles pedófilos, que luego son cuestionados
en el programa por el presentador y, posteriormente, detenidos por la policía
una vez la entrevista ha concluído. En este caso particular, los presuntos
pedófilos nunca llegan a consumar el acto sexual, es decir, todo se queda en
las ganas al ser abordados en el punto de encuentro (normalmente, en casas
familiares que se alquilan con este propósito) por el presentador del programa.
¿Aquí qué se castiga? Es obvio que la perversión y la falta de moralidad de los
presuntos pedófilos, pues el acto sexual nunca se llega a cometer. Pero la ley
no puede estar para castigar este tipo de cosas, sobre todo, porque con ello se
renuncia a la normatividad ética sustituyéndola por este u otro
convencionalismo moral (puntual e histórico).
Todo crimen debe
de verse desde el punto de vista de un atentado contra los derechos de
propiedad de alguien. La función que debería cumplir la prisión, no es la
de castigar o reinsertar, sino la de restituir a las víctimas, y a alguien que
no se le ha quitado nada tampoco se le puede restituir nada. El presente sistema
judicial es absolutamente arbitrario y prescriptivo, es decir, no normativo y
convencional. A los efectos oportunos, da igual donde uno trace aquí la línea que
separa las actividades delictivas de esas que no lo son, pues eso que se
considera un crimen depende de la opinión y moralidad particular del legislador
que redacta las leyes. Creo que este es un tema que se debería tratar en
profundidad, pues en ello nos jugamos la posibilidad de tener un sistema
judicial justo y equitativo a favor de otro injusto que promueve la criminalidad y la sinrazón jurídica.
Personalmente me
parece una indecencia sin parangón el acostarse con menores de edad, pero como
teórico del derecho creo que no tengo derecho alguno para imponer mi visión
particular del mundo, o miedos personales, en el espacio social. Esto es muy
tentador, lo admito, pero la pulcritud y elegancia teórica me lo impiden, sobre
todo, si se pretende castigar con dinero público. Y es esta situación lo que
hace que sea tan feo y perverso encarcelar a estas personas con dinero de los
impuestos, pues al final ocurre que uno se ve usando las arcas del tesoro, no
para impartir justicia, sino para promover valores sociales, que en última
instancia, forman parte del ámbito de lo moral y privado.
En unas tribus africanas, uno se hace hombre cuando pasa la prueba de cazador, cuando uno puede mantenerse por uno mismo.
ReplyDeleteEsa es una buena idea.
Realmente no está relacionado a la edad cronológica.
Me parece mucho más preciso que el Bar Mitzvah de los judíos (13 años), o la edad "legal" de 18 años.
Se trata de lo que uno puede realmente "probar" (revelar) que uno puede mantenerse a uno mismo.
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Una aclaración sobre "el derecho de propiedad de los padres sobre los hijos"
Los padres no tienen un derecho de propiedad sobre los hijos.
Tienen un derecho sobre cuidar a los hijos por ser "los primeros que se preocuparon por el hijo" (revisar Walter Block).
Si el vecino quiere quitarte tu hijo, porque dice que el lo puede cuidar mejor, y vas al juez libertario, el juez preguntará quién fue el primero que se preocupó por el hijo.
En el caso de las mujeres históricamente el asunto ha sido distinto.
Las abuelas podían casarse a los 13, 14 años.
Y hay casos registrados de niñas de 9 años en países católicos (específicamente Perú) que ya se podían casar.
[No era sólo mohamed el que tenía esposas de 9 años].
En Boston hay casos registrados de las niñas de 13 años que ya se casaban.
Pero históricamente las mujeres no han tenido que mostrar capacidades de cazadoras, nadie les ha pedido eso.
La madurez no se mide solamente por el disfrute del sexo.
Hay chiquillas muy jóvenes que son bien maduras en ese sentido.
El problema es que la televisión y los moralistas religiosos enfatizan sólo el sexo, porque el morbo es lo que vende. Y los otros creen que la "virtud" de las mujeres está entre sus piernas, porque tienen que imitar a alguien...
[los estados más religiosos de USA son los que más porno consumen...]
Lo que definitivamente tiene que verse es si hubo violencia o consentimiento.
Tiene que analizarse la psicología del asunto, tiene que analizarse cuando "seducción" se convierte en "manipulación".
Puede manipularse a las chicas jóvenes, pueden ser violadas, y luego hacerles creer que fue su culpa, o que ellas lo hicieron voluntariamente.
Habría que hacerles algún tipo de test psicológico para determinar su madurez intelectual, para ver si sabían lo que hacían.
Y si resulta que la muchachita aún cree en santa claus, o los unicornios, entonces no es adulta, y sigue bajo la protección de los padres y ellos se encargarían de el resto.