Wednesday, 11 June 2014

Ideología y Abandono

El Austroliberal, Birmingham 12 de Junio de 2014, por Mark Luther, traducción de Jorge A. Soler Sanz.

La idea de salida, que representa la habilidad de dejar un sitio, lleva ganando empuje en tanto que disposición institucional. Si los costes de salida son lo suficientemente bajos, la gente puede escoger su comunidad ideal en función de sus preferencias. Más aún, los bajos costes de salida obligan a los regímenes institucionales a competir entre ellos para satisfacer las demandas del consumidor.


A pesar de que la mejor enunciación haya venido por parte de un economista progre, Albert Hirschman, la idea de salida ha venido siendo asociada con la derecha. En América, la secesión, que representa la última forma de salida, ha sido mancillada para siempre por culpa del racismo debido a nuestra guerra civil. Sin embargo, la idea de salida fue festejada en el pasado por la izquierda. El periódico The Guardian, que para nada es un bastión de conservadores, ofreció cierto apoyo al Sur durante la Guerra Civil americana:

El obstáculo principal para The Guardian y muchos otros progresistas fue el derecho de autodeterminación. El periódico creyó que el Sur tenía el derecho a separarse y establecer un estado independiente.

Por supuesto, si la idea de salida ha de representar un valor político fundamental, el derecho a la misma debe hacerse extensible a todo el mundo, algo que el Sur nunca hizo. Si bien la idea de salida ha sido asociada de forma intelectual con la derecha, desde un punto de vista político para algunos la distinción no deja de ser clara. La descriminalización del uso de la mariguana y la normalización del matrimonio gay por parte de algunos estados, que desafían leyes federales, ha consistido en una forma menor de salida sobre la base de valores de izquierda.

En un artículo bastante interesante Scott Alexander trata de reclamar la idea de salida en tanto que  valor (en el sentido americano moderno) progresista.

Normalmente las comunidades se basan en unos estatutos que establecen los ideales fundacionales y sólo permiten que esos individuos que comulguen con tales ideas puedan entrar. Los estatutos también especifican el sistema de gobierno. Aquí podría tratarse de un monarca absoluto, al que se ha cedido la función de promover tales ideales sobre una población tan idiota como para no saber lo que es bueno para ellos. O también podría tratarse de una democracia directa compuesta de gente que está de acuerdo en ciertos principios básicos pero que quieren determinar por ellos mismos el camino por el que esos principios han de llevarles.

Mientras que éste desea la existencia de un gobierno mundial que prevenga la guerra y garantice la protección de los niños, reconoce que sus ideas son muy parecidas a las de Nozick y Moldbug, los defensores de la idea de salida liberal y conservadora respectivamente.

Soy un fan de la idea de salida, si bien me interesa menos definirla como la culminación de una ideología particular. Desde cierto punto de vista ésta transciende lo ideológico, permitiendo que las comunidades comunistas puedan vivir junto a las liberales. Lo más importante es que, una vez que ya nos hemos puesto de acuerdo en una estructura institucional preferida, no creo que tenga mucha importancia el buscar relaciones con una tradición de pensamiento dado. Una vez que los fines ya han sido acordados, la siguiente pregunta es estratégica.

Aquí creo que es la izquierda la que nos lleva la ventaja. La gente que más podría beneficiarse de la idea de salida son esos que en la actualidad se encuentran en peor posición, la gente del tercer mundo. Sin embargo, los países del tercer mundo tienden a verse más constreñidos por las instituciones internacionales. Las Naciones Unidas han tenido más mano en Etiopia que los EEUU.

La aceptación de la idea de salida por parte de las instituciones internaciones es crucial a la hora de perseguir nuestros objetivos. La ONU y demás organizaciones similares tienden a ser controladas por la izquierda. Por medio de etiquetar la idea de salida como un valor de las izquierdas, las instituciones progresistas tienen más probabilidades de aceptarla. Por lo tanto, definiendo la idea de salida como algo de izquierdas es como mejor podremos lograr esa plétora de distintas comunidades entre las que elegir.




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