El Austroliberal,
Birmingham 12 de Junio de 2014, por Mark Luther, traducción de Jorge A. Soler
Sanz.
La idea de salida,
que representa la habilidad de dejar un sitio, lleva ganando empuje en tanto
que disposición institucional. Si los costes de salida son lo suficientemente
bajos, la gente puede escoger su comunidad ideal en función de sus
preferencias. Más aún, los bajos costes de salida obligan a los regímenes
institucionales a competir entre ellos para satisfacer las demandas del
consumidor.
A pesar de que la
mejor enunciación haya venido por parte de un economista progre, Albert
Hirschman, la idea de salida ha venido siendo asociada con la derecha. En
América, la secesión, que representa la última forma de salida, ha sido
mancillada para siempre por culpa del racismo debido a nuestra guerra civil. Sin
embargo, la idea de salida fue festejada en el pasado por la izquierda. El
periódico The Guardian, que para nada
es un bastión de conservadores, ofreció cierto apoyo al Sur durante la Guerra
Civil americana:
El obstáculo principal para The Guardian y muchos
otros progresistas fue el derecho de autodeterminación. El periódico creyó que
el Sur tenía el derecho a separarse y establecer un estado independiente.
Por supuesto, si
la idea de salida ha de representar un valor político fundamental, el derecho a
la misma debe hacerse extensible a todo el mundo, algo que el Sur nunca hizo.
Si bien la idea de salida ha sido asociada de forma intelectual con la derecha,
desde un punto de vista político para algunos la distinción no deja de ser
clara. La descriminalización del uso de la mariguana y la normalización del
matrimonio gay por parte de algunos estados, que desafían leyes federales, ha
consistido en una forma menor de salida sobre la base de valores de izquierda.
En un artículo
bastante interesante Scott Alexander trata de reclamar la idea de salida en
tanto que valor (en el sentido americano
moderno) progresista.
Normalmente las comunidades se basan en unos
estatutos que establecen los ideales fundacionales y sólo permiten que esos
individuos que comulguen con tales ideas puedan entrar. Los estatutos también
especifican el sistema de gobierno. Aquí podría tratarse de un monarca absoluto,
al que se ha cedido la función de promover tales ideales sobre una población
tan idiota como para no saber lo que es bueno para ellos. O también podría
tratarse de una democracia directa compuesta de gente que está de acuerdo en
ciertos principios básicos pero que quieren determinar por ellos mismos el
camino por el que esos principios han de llevarles.
Mientras que éste
desea la existencia de un gobierno mundial que prevenga la guerra y garantice
la protección de los niños, reconoce que sus ideas son muy parecidas a las de
Nozick y Moldbug, los defensores de la idea de salida liberal y conservadora
respectivamente.
Soy un fan de la
idea de salida, si bien me interesa menos definirla como la culminación de una
ideología particular. Desde cierto punto de vista ésta transciende lo
ideológico, permitiendo que las comunidades comunistas puedan vivir junto a las
liberales. Lo más importante es que, una vez que ya nos hemos puesto de acuerdo
en una estructura institucional preferida, no creo que tenga mucha importancia
el buscar relaciones con una tradición de pensamiento dado. Una vez que los
fines ya han sido acordados, la siguiente pregunta es estratégica.
Aquí creo que es
la izquierda la que nos lleva la ventaja. La gente que más podría beneficiarse de
la idea de salida son esos que en la actualidad se encuentran en peor posición,
la gente del tercer mundo. Sin embargo, los países del tercer mundo tienden a
verse más constreñidos por las instituciones internacionales. Las Naciones
Unidas han tenido más mano en Etiopia que los EEUU.
La aceptación de
la idea de salida por parte de las instituciones internaciones es crucial a la
hora de perseguir nuestros objetivos. La ONU y demás organizaciones similares
tienden a ser controladas por la izquierda. Por medio de etiquetar la idea de salida
como un valor de las izquierdas, las instituciones progresistas tienen más
probabilidades de aceptarla. Por lo tanto, definiendo la idea de salida como
algo de izquierdas es como mejor podremos lograr esa plétora de distintas
comunidades entre las que elegir.
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