Thursday, 5 June 2014

La Marca Hispánica

El Austroliberal, Birmingham 6 de Junio de 2014, por Jorge A. Soler Sanz.

La Marca es ese territorio desolado y fronterizo, tierra de nadie, que se establece como zona de contención frente a un enemigo común y despiadado que amenaza con aniquilar nuestra cultura. El término parece que surge de un tronco proto-germánico, marko (mörk en nórdico primitivo), que evoluciona hasta el inglés antiguo, marka, a partir de su adopción por el reino de Mercia, al que llega a través de los sajones (meark, marches). El término deriva de merki, que significa "frontera" o "signo." En el inglés antiguo, el término se usaba como referencia al terreno de nadie que ocupaba la frontera de separación entre el imperio romano y el mundo anglo-sajón. La Marca (the marches) representa un tema recurrente de la literatura medieval épica que llega hasta nosotros a través de la literatura de ficción y de novela caballeresca. En el Señor de los Anillos, por ejemplo, Frodo lo pasa especialmente mal cuando de camino a Mordor se encuentra perdido con su amigo Sam en La Marca (The Marches). "Marca" es sinónimo de desolación y guerra, de terreno fronterizo de nadie habitado por fuerzas que se encuentran en perpetuo combate.


Lo normal ha sido que condes y "marqueses" se hayan ocupado de tales terrenos fronterizos. A principios del siglo IX, Carlomagno comenzó a otorgar un nuevo tipo de cesión de la tierra; es decir, el aprisio, que cedía tierras anteriormente ocupadas por la corona imperial en zonas desiertas o abandonadas. Se trataba de títulos o cesiones señoriales que se concedían con determinados derechos especiales e inmunidades al objeto de hacer la repoblación de tales zonas más atractiva a sus posibles propietarios. Sin embargo, lo normal es que los nuevos inquilinos, que eran propietarios señoriales y autosuficientes, acabaran haciendo los trabajos de contención frente a las hordas armadas que amenazaban al imperio bajo las órdenes del conde de turno. Fue más bien la distancia y las dificultades de comunicación lo que permitió que estas cesiones al final se convirtieran cada vez más en núcleos autónomos y autosuficientes con su propia jerarquía militar dominante.

La Marca Hispánica surge a partir de las labores expansionistas de Carlos Martel al sur de los Pirineos. Los francos crearon de forma tácita la Marca desde el preciso instante en que retomaron, frente a la invasión musulmana, el noroeste de ese territorio que anteriormente había ocupado el reino visigodo y que en la época se encontraba en manos del califato de Córdova. El primer condado que se tomó de los árabes fue la comarca del Rosellón, año 760; luego se retomó Gerona, 785, Urgel, 798 y Barcelona, 801. En su origen, el carácter étnico de los habitantes de la comarca vino definido por íberos, vascos y godos, pero también por judíos que anteriormente habían estado subyugados por los árabes. Es de esa maraña y confusión inicial de regiones y distintas jurisdicciones que surgieron los principados independientes de Navarra, Aragón y Cataluña. Antes de su anexión por Aragón en el año 1035, por ejemplo, las comarcas de Jaca y Ribagorza, constituían apéndices del reino de Navarra.

La forma de organización social y de gobierno de estas comarcas seguían los patrones propios del derecho consuetudinario pirenaico. El rey, por ejemplo, era considerado como un igual o PRIMUS INTER PARES entre la nobleza, frente a los cuales sólo se distinguía por sus títulos de propiedad. Lo frecuente de la época era que uno de los nobles, al que se otorgaba el cargo de "justicia," se encargara de que el rey respetara las leyes del lugar. En el reino de Aragón, por ejemplo, era obligatorio que el rey jurara lealtad a las leyes del reino antes de poder tomar la corona (ley aragonesa). "En Aragón antes de rey hubo ley" o "antes fueron leyes que reyes" son dichos del saber popular que vienen precisamente de esa época.

Tanto Pamplona como Navarra, por ejemplo, constituían en la época territorios jurisdiccionales diferentes. En los relatos de la época se distinguía entre la capital vasca y la comarca de Navarra ("In Hispania, vero Navarrensis et Pampelonensis"). En las Crónicas de Fontenelle, por ejemplo, se dice que "Induonis et Mitionis, ducum Navarrorum" (Induonis y Mitionis son los líderes de Navarra). En el año 905, una crónica leonesa menciona la extensión del reino de Pamplona por primera vez, que por aquel entonces se extendía desde Nájera y Arba (Araba) [i]:

El Rey cuyo nombre es Sancho Garcés se levantó en Pamplona en el año 944. Se trataba de un hombre que poseía una devoción y fe inquebrantable en Cristo, pio con todos los fieles y piadosos a favor de los católicos oprimidos. ¿Queréis que diga más? En todas sus acciones fue un gran guerrero contra las gentes de los ismaelitas; infligió múltiples desgracias a los saracenos. Fue este mismo el que capturó todos los recintos fortificados de la zona de Cantabria, desde la ciudad de Nájera a Tudela. En verdad éste repobló toda la tierra del Degium (Monjardín, cerca Lizarra) con sus pueblos. Subyugó a la región de Arba de Pamplona a su ley, y conquistó también todo Aragón (por aquel entonces Jaca y sus alrededores) con sus castillos. Después, tras sorprender a todos los infieles, en el doceavo año de su mandato, éste dejó el mundo. Fue enterrado en el portal de San Esteban (Monjardín), y reina con Cristo en los cielos (el rey Sancho Garcés murió en el año 964).[ii]

En su origen, la Marca Hispánica estaba compuesta por los poblados de Ribagorza, Jaca, Sangüesa, Sobrarbe y Pamplona en conjunción con los condados catalanes y la marca de Gothia (Rosellón, Vallespir y Fenollet principalmente). Andorra es en verdad un legado de aquella época y su historia reciente da cuenta de una comarca que siempre se negó a formar parte de España o de Francia.

Resulta incorrecto hablar de impuestos en este contexto, pues los fisc (del Latín fiscus, que es de donde se deriva la palabra "fiscal") se aplicaban durante la época carolingia a las zonas ocupadas por parte de estos señores feudales  que, en lo fundamental, cedían directamente parte de sus ingresos al monarca de forma voluntaria (según lo estipulado entre el monarca y sus nobles) en forma de especia. De hecho, en ausencia de una unidad monetaria de medida que permitiera el pago de estas tasas de forma más líquida, y ante las dificultades de transporte y almacenamiento, el rey franco solía verse obligado a transitar de un lugar a otro para satisfacer sus necesidades. Sin una unidad de medida impositiva dada que garantice la liquidez de los pagos al Estado, el rey se veía obligado a demandar para si en forma de especias, lo que no siempre satisfacía sus necesidades. La unidad que el rey ponía a disposición de sus nobles súbditos (es decir, tierras desoladas y caídas en la desfortuna fiscal), era bastante líquida, pero no así los pagos con que estos pretendían recompensar tales cesiones a título de propiedad. Carlomagno en verdad nunca tuvo éxito a la hora de abolir el patrón oro y el establecimiento de la libra carolingia, la cual perseguía la estabilidad monetaria y de intercambio. De hecho, tras la muerte de Carlomagno, su sistema de acuñado fue abandonado de forma paulatina y sustituido por la moneda de oro inglesa que circulaba en la época.

Y, sin embargo, ha sido esta división territorial interna, en conjunción con la falta de un sistema monetario unificado, lo que permitió el auge y prosperidad económica de estas regiones, que en última instancia constituyó la razón de que éstas fueran tan atractivas a la hora de unificar la nación y tasar de forma cabal a sus ciudadanos. Cuanto más pequeñas e independientes son las naciones que componen un territorio, tanto más prosperidad y riqueza éstas proporcionan, lo que a su vez constituye en verdad un incentivo para unificar y cobrar impuestos. La historia de España, como nación histórica, ha sido una de conquista y dominación; no una basada en acuerdos voluntarios. Lo propio de la época de la Marca Hispánica viene definido por una autoridad que tiene competencia, y los vacíos jurisdiccionales que tal sistema proporciona siempre son ocupados por la actividad económica y comercial de los individuos. Esto fue precisamente lo que permitió también tal prosperidad y riqueza económica en los condados y reinos independientes del norte de Italia en una época posterior. La autoridad compartida entre el Emperador Maximiliano y el papa de Roma chocaban en esta zona, siendo ese vacío y duda constitucional lo que permitió el surgimiento de una nueva clase incipiente y la prosperidad económica.










[i] Crónica Albeldense (CSIC)
[ii] In era DCCCCXLIIII surrexit in Panpilona rex nomine Sancio Garseanis. Fidei Xpi inseparabiliterque uenerantissimus fuit, pius in omnibus fidefibus misericorsque oppressis catholicis. Quid multa? In omnibus operibus obtimus perstitit. Belligerator aduersus gentes Ysmaelitarum multipficiter strages gessit super Sarrazenos. Idem cepit per Cantabriam a Nagerense urbe usque ad Tutelam omnia castra. Terram quidem Degensem cum opidis cunctam possideuit. Arbam namque Panpilonensem suo iuri subdidit, necnon cum castris omne territorium Aragonense capit. Dehinc expulsis omnibus biotenatis XX' regni sue anno migrauit a seculo. Sepultus sancti Stefani portico regnat cum Xpo in polo (Obiit Sancio Garseanis era DCCCCLXIIII).

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